lunes, 25 de diciembre de 2017

Como empezó todo



Era el año 1993 cuando apenas contaba con cuatro años, me encontraba estudiando en el kínder, era muy inteligente y no me gustaba cantar rondas infantiles, ni jugar a la rueda con los otros niños porque me parecía algo muy estúpido, realizaba otras actividades más importantes para mí, las cuales no eran del todo sanas, pues me encantaba mirar a mis compañeros jugar a la montonera, la finalidad de todo era poder ver como se tiraban al piso las niñas y poder ver sus calzones, eso me emocionaba mucho, se aceleraba mi corazón y sentía buenas erecciones en mi pene, ese se convirtió en mi pasatiempo favorito, le cogí tanto gusto que siempre disfrutaba hacerlo, el primer día que lo hice descubrí que me gustaba demasiado y siempre que pudiera no desperdiciaría ninguna oportunidad de poder ver todo lo que me gustaba, me fui a mi casa y no deje de pensar en eso todo el día.

Después de pasar varios días disfrutando de mi pasatiempo me puse a pensar que a mi casa entraba una amiguita llamada Elisa, tenía la misma edad que yo, ella entraba a ver televisión conmigo, se sentaba a mi lado, yo a mi corta edad ya tenía la mente dañada, me di cuenta que como niño no era tan inocente como dicen que son los niños, la mire y tenía una faldita muy corta, le dije que si por favor me podía mostrar sus calzones, ella inocentemente se levantó la faldita, yo mire su ropa interior, en ese momento tenía una erección que casi reventaba mis calzoncillos, no desaproveché la oportunidad, agarre su vagina y la empecé a tocar, la sensación fue tan placentera que hasta el día de hoy ya casi llegando a mis treinta años lo recuerdo como si fuera ayer, me sentía tan bien, que pensé nunca desperdiciar ninguna oportunidad, así que cada vez que la amiguita entraba a mi casa yo la tocaba, mis padres nunca se dieron cuenta por lo cual pude seguir varios meses haciendo lo mismo, hasta que se llegó el día en que mi amiguita no volvió, como vivía enseguida decidí ir a su casa a ver si todo andaba bien, entonces me di cuenta que todo no andaba bien y ella había contado en su casa lo que yo le hacía ya que su hermano que en ese tiempo contaba con veinticinco años me miraba extraño y cuando mi amiguita le dijo que si la dejaba ir a mi casa, la miro feo y exclamo ¡Eso si le gusta no, éntrese mejor! En ese momento me fui para mi casa y me quede un poco apenado de que se habían dado cuenta de lo que yo hacía.

En otra ocasión me encontraba muy enfermo, fui con mi mamá y la hermana de mi amiguita Elisa que se llamaba Ingrid a la farmacia, mi mamá me compro un remedio, se encontró a una amiga y se puso a hablar con ella y le dijo a Ingrid que se adelantara conmigo para la casa, bueno nos fuimos caminando a paso lento, y yo mientras caminaba, pensaba en lo bonita que era Ingrid y lo que más me llamaba la atención era que tenía más años que yo, entonces en el camino pensé que cuando llegara a la casa tocaría su vagina, así lo venía pensando y así tenía que hacerlo, llegamos a la casa, abrimos la puerta y yo me pare en frente de ella, cogí medio palo de escoba que estaba cerca de mí y se lo puse en la vagina, ella me miro asombrada y dijo ¡Deje la grosería que ya viene su mamá y nos va a ver! Yo me quede en silencio y no dije nada, así nos quedamos hasta que llego mi mamá, Ingrid se fue y no pasó nada más.


De esta manera fue como me convertí en manoseador, nunca mis papás se dieron cuenta y desde niño me gusto ver los calzones de las niñas y tocar sus partes íntimas. Más adelante seguiré contando más historias sobre mi evolución y más situaciones que pase realizando mi pasatiempo.

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